El arte de gobernar
Apuntes/Por Manuel Rosete Chávez.
“Las conferencias valen la pena sólo
si hay libertad para preguntar”
Eidson Lanza
Cuando en el ejercicio de nuestro oficio como periodistas criticamos lo que el gobierno hace mal, no nos estamos dejando llevar por intereses ajenos al partido político en el poder o a quienes forman parte de un proyecto “distinto” al del gobierno, no, lo hacemos tratando de responder al interés de las mayorías, de la sociedad a la que nos debemos sin que en ello intervengan preferencias partidistas, conductas homofóbicas, creencias religiosas o intereses de corrientes políticas enfrentadas al gobierno.
Ahí está la hemeroteca que respalda nuestra línea de conducta.
Hoy nos encontramos frente a una situación muy difícil de entender por una razón: no hemos tenido acceso ni nos han convidado de esta información, que tiene que ver con un acuerdo establecido entre los mafiosos que detentaban el poder con Enrique Peña Nieto y la cabeza del llamado Movimiento Regeneración Nacional, que es lo único que da sentido (el establecimiento de un pacto) a la actitud de tibieza o indulgencia contra quienes hicieron tanto daño al país y al estado, y que lo siguen haciendo con la firme intención de arrebatar el poder en la próxima elección a quienes lo alcanzaron con el apoyo de millones de mexicanos esperanzados con el cambio.
El asunto es que en el caso de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez se convirtió en Gobernador por decisión del presidente Andrés Manuel López Obrador, que fue quien lo quiso encumbrar trepándolo a la corriente de simpatía que generó en sus 18 años de recorridos por todo el país, llevando la bandera del combate a la corrupción, el castigo a los miembros de la mafia del poder y la promesa de bajar los índices delictivos en todo el país.
Cuitláhuac, y todo mundo lo sabe y lo comenta, es beneficiario directo de AMLO, no producto de un trabajo político que le haya permitido construir un liderazgo propio, rodeado de un equipo multidisciplinario de conocedores de la administración pública, la política y el arte de gobernar, lo que permitiría en estos cinco meses de gobierno contar con condiciones de vida distintas, y no todo lo contrario, usando el argumento que inventó Miguel Ángel Yunes Linares de culpar de todos los errores de su gobierno al pasado. Los del pasado (Duarte y compañía) robaron todo lo que pudieron e hicieron uso del poder para abusar y acumular fortunas mal habidas, pero Yunes Linares en sus dos años de gobierno tuvo la oportunidad de sentar las bases de un nuevo Veracruz y no lo hizo por estar ocupado de tiempo completo en imponernos a su hijo como su sucesor.
El Gobernador morenista asumió el cargo en medio de infinidad de ventajas para comenzar con el pie derecho: no tenía compromisos con nadie que lo pudiera presionar para actuar de alguna manera que beneficiara a un grupo político o delictivo. Lamentablemente, no aprovechó la oportunidad histórica que tuvo de formar un equipo de colaboradores de lujo, expertos cada uno en cada una de sus áreas y dejó que se los impusieran personas como Rocío Nahle, Ricardo Ahued, Yeidckol Polevnsky, Marcelo Hebrard y otros cercanos a López Obrador, a gente sin experiencia que solo vino a hacer presencia a nombre de su recomendador (a) para buscar la gubernatura en el 2024, sin tomar en cuenta que vinieron a formar parte de un proyecto político local que tiene que ver directamente con el del Presidente de México.
Gobernar no es cosa que cualquier persona pueda hacer con eficiencia, se necesita experiencia en el manejo de un equipo de colaboradores (no amigos o machines), conocimiento de las leyes que regulan el comportamiento del área que se trate: la salud, la educación, la asignación de la obra pública, la administración de las finanzas, el manejo de la seguridad pública, la gobernabilidad y, en fin, de todo lo que involucra el poder Ejecutivo y el Legislativo; el Judicial cuando menos tiene reglas que impiden que se cuelen improvisados y aún así lo han hecho. Pero, además, para gobernar se necesita emoción por el servicio público y una gran vocación.
La importancia de los medios
En enero del presente año, con motivo del arranque del proyecto partidista PODEMOS, escribimos estas líneas:
“Durante el encuentro de un grupo de periodistas con los promotores del nuevo partido político PODEMOS, que encabezan Francisco Garrido Sánchez, Gonzalo Morgado Huesca, Juan Herrera Marín, Luis Sardiñas Salgado, Lissandra González y Michel Servín Murrieta, entre otros muchos más, los arquitectos de este proyecto político hablaron de la necesidad que tienen los gobiernos de trabajar cerca de los periodistas, de los trabajadores de los medios de comunicación, que son los que tienen el pulso de lo que sucede en la sociedad y quienes pueden aportar mucho para que un gobierno pueda cumplir adecuadamente con su función de conducir por buen camino los destinos de una comunidad, un municipio, un estado y un país.
“La definición más clara que nos dieron es: no se puede gobernar sin los medios de comunicación.
“Y no faltó quien se remontara a administraciones estatales anteriores como la de Javier Duarte de Ochoa, quien faltando año y medio para que concluyera su gestión, engolosinado como estaba con el saqueo y los negocios al amparo del poder, confiado en su cercanía y complicidad con el entonces presidente Enrique Peña Nieto, decidió cortar la relación que sostenía con los medios, y las consecuencias las cosechó de inmediato. Uno de los factores que determinaron el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares en las urnas, derrotando al priista Héctor Yunes Landa, fue eso, el rompimiento de Duarte con los medios.
“Las empresas de medios que dejaron de recibir sus pagos se le fueron encima a Duarte y familia y sirvieron, de plácemes, como caja de resonancia de los inventos del candidato de la alianza PAN-PRD al gobierno Miguel Ángel Yunes, quien un día sí y al otro también nos alimentaba con nuevos descubrimientos de actos de corrupción cometidos por el duartismo (Javier y su pandilla, incluyendo la mujer). La principal bandera con la que logró ganar Yunes fue la del combate a la corrupción, meter a la cárcel a todos los ladrones del duartismo además de pacificar al estado en solo seis meses. Los titulares de los medios impresos y las notas principales de los digitales tenían como tema central las promesas de Yunes.
“La lección la debe tener bien aprendida Javier Duarte, y la debe meditar en la soledad de su celda allá en el reclusorio Norte de la Ciudad de México donde fue condenado por el delito de delincuencia organizada a purgar nueve años de prisión, como el PRI perdió la Presidencia de la República, seguramente estará ese tiempo confinado… al parecer le faltan siete años, como al Fiscal Winckler. Fidel Herrera Beltrán, político cuenqueño que le heredó el poder, cuado le preguntaron qué opinaba de la detención de Javier dijo: “hizo lo que no debió hacer nunca”, pelearse con los medios.
“Miguel Ángel Yunes Linares, un político que había sido muy mediático cuando se desempeñó como Secretario de Gobierno en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, y que conservó esa línea de conducta en otros cargos que ocupó como diputado federal y director general del ISSSTE, cuando asumió la gubernatura se presentó ante los medios con una actitud distinta: no quiso saber nada porque lo convencieron de que los medios no eran necesarios, que la elección la había ganado por su popularidad, su experiencia y su carisma, no por los medios, y tampoco fue Raúl Martínez Chávez (su jefe de prensa durante la campaña) quien lo convenció de eso, don Raulito es un inútil, lo improvisaron en ese cargo porque de medios no sabe nada, fueron los hijos del exgobernador quienes le recomendaron que se apoyara en las redes sociales pues tienen más influencia que los medios tradicionales de comunicación, y eso hizo.
“Yunes menospreció los medios, nunca aceptó ni una plática con representantes de lo que para políticos más importantes como Fernando Gutiérrez Barrios, fue la prensa, el espejo del poder. Las consecuencias de esa arrogancia Yunes las está sufriendo, perdió la elección más importante de su vida, la de su hijo, teniendo en sus manos todo el poder del estado, y difícilmente volverá a tener esas condiciones, menos ahora que la Fiscalía General de la República ya analiza cuál de las tres demandas que tiene ahí le activan”.
¿Estarán en la misma sintonía las actuales autoridades, pensarán que los medios no importan mientras la gente reciba su limosna disfrazada de programas sociales?
La lección de Duarte y Yunes, de su rompimiento con los medios, ahí está para el análisis; a pesar de las redes sociales, los medios (que también están en redes sociales) siguen teniendo el mismo peso como poder fáctico… ¿o no?
REFLEXIÓN
El desfile del Día del Trabajo siempre ha sido un pretexto ideal para protestar por promesas incumplidas de los gobiernos. Este de hoy no será la excepción. Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx formatosiete@gmail.comwww.formato7/columnistas